"Unidos en Cristo para Evangelizar"
02 de Noviembre de 2021
Criterios para elegir autoridades y coherencia cristiana
 


En pocos días más deberemos ejercer nuestro derecho de voto para elegir a las autoridades políticas. Como suele acontecer en toda época electoral, existe una variedad de propuestas.

Hasta este momento los medios de comunicación no han colaborado mucho en aportar la información que sería deseable para que los electores podamos verificar si las propuestas coinciden con las ideas en las que creemos los cristianos.

La explicación a esta omisión informativa proviene, entre otras causas, por la coincidencia de muchos medios con las premisas ideológicas de los candidatos, y que en muchos casos son profundamente anticristianas. Es realmente asombroso que alguien que promueve la eutanasia y el aborto libre quede en mejor condición mediática que uno que defiende el derecho a la vida.

Algunos medios están más preocupados de saber si los postulantes hicieron o no un retiro de sus fondos de la AFP, que, en conocer su postura, por ejemplo, frente a la “ideología de género”. Hasta este momento nadie pregunta a los candidatos si estiman que esa visión antropológica puede afectar la libertad religiosa y la integridad de los niños y jóvenes, como está ocurriendo actualmente en otros países.

Seguramente los entrevistadores ignoran el caso de Polonia, un país mayoritariamente católico, cuyo gobierno está hoy en pugna con la Comisión europea, que intenta forzar la retirada de las resoluciones adoptadas a favor de la familia o contra la ideología de género. Seguramente nuestros comunicadores tampoco se han informado que en Italia el Senado acaba de rechazar la “ley Zan”, que buscaba, entre otras medidas, imponer a los colegios e instituciones católicas a que fueran obligados a sumarse a una serie de medidas “contra la homofobia o transfobia”, asumiendo los “dogmas” de la ideología LGBT, amenazando directamente los valores morales que siempre hemos defendido los cristianos. De igual forma, se ignora la disputa que lleva adelante la Fundación Española de Abogados cristianos, en contra de un municipio por querer imponer como material de estudio a los niños y jóvenes una serie de textos que los activistas señalan haber sido elegidos con “un criterio técnico, adaptado las edades de los estudiantes y cuyos objetivos son “dar visibilidad a las diversas realidades de género”, para promover “la igualdad y la diversidad sexual como parte de la educación”.

Hay mucho en juego en estas elecciones. Por tal razón, todos estamos llamados a asumir nuestra tarea con gran sentido de responsabilidad. Para tal efecto, puede ayudar a elegir bien repasar algunos de los criterios del Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, en relación al fundamento de la autoridad política y su sujeción a la moral:

394 La autoridad política debe garantizar la vida ordenada y recta de la comunidad, sin suplantar la libre actividad de las personas y de los grupos, sino disciplinándola y orientándola hacia la realización del bien común, respetando y tutelando la independencia de los sujetos individuales y sociales. La autoridad política es el instrumento de coordinación y de dirección mediante el cual los particulares y los cuerpos intermedios se deben orientar hacia un orden cuyas relaciones, instituciones y procedimientos estén al servicio del crecimiento humano integral. El ejercicio de la autoridad política, en efecto, «así en la comunidad en cuanto tal como en las instituciones representativas, debe realizarse siempre dentro de los límites del orden moral para procurar el bien común —concebido dinámicamente— según el orden jurídico legítimamente establecido o por establecer. Es entonces cuando los ciudadanos están obligados en conciencia a obedecer.

396 La autoridad debe dejarse guiar por la ley moral: toda su dignidad deriva de ejercitarla en el ámbito del orden moral, «que tiene a Dios como primer principio y último fin». En razón de la necesaria referencia a este orden, que la precede y la funda, de sus finalidades y destinatarios, la autoridad no puede ser entendida como una fuerza determinada por criterios de carácter puramente sociológico e histórico: «Hay, en efecto, quienes osan negar la existencia de una ley moral objetiva, superior a la realidad externa y al hombre mismo, absolutamente necesaria y universal y, por último, igual para todos. Por esto, al no reconocer los hombres una única ley de justicia con valor universal, no pueden llegar en nada a un acuerdo pleno y seguro». En este orden, «si se niega la idea de Dios, esos preceptos necesariamente se desintegran por completo». Precisamente de este orden proceden la fuerza que la autoridad tiene para obligar y su legitimidad moral; no del arbitrio o de la voluntad de poder, y tiene el deber de traducir este orden en acciones concretas para alcanzar el bien común.

De manera concreta, para elegir a los diputados senadores se debe considerar que los valores que tendrán que defender en el parlamento y que deben estar orientados por el siguiente criterio:

398 La autoridad debe emitir leyes justas, es decir, conformes a la dignidad de la persona humana y a los dictámenes de la recta razón: «En tanto la ley humana es tal en cuanto es conforme a la recta razón y por tanto deriva de la ley eterna. Cuando por el contrario una ley está en contraste con la razón, se le denomina ley inicua; en tal caso cesa de ser ley y se convierte más bien en un acto de violencia» La autoridad que gobierna según la razón pone al ciudadano en relación no tanto de sometimiento con respecto a otro hombre, cuanto más bien de obediencia al orden moral y, por tanto, a Dios mismo que es su fuente última. Quien rechaza obedecer a la autoridad que actúa según el orden moral «se rebela contra el orden divino» (Rm 13,2). Análogamente la autoridad pública, que tiene su fundamento en la naturaleza humana y pertenece al orden preestablecido por Dios, si no actúa en orden al bien común, desatiende su fin propio y por ello mismo se hace ilegítima.

Por último, es útil recordar que son valores irrenunciables de la ética política cristiana:

- La dignidad de la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. De esto derivan los derechos fundamentales del hombre y los deberes que tenemos respecto de todas las criaturas.

- El derecho a la vida, desde su concepción hasta su muerte natural.

- La existencia y valor de la libertad humana, que nos obligan a rechazar siempre cualquier tipo de esclavitud o sometimiento que provenga de visiones materialistas o que promuevan el hedonismo como ideal humano.

- En la antropología cristiana la sexualidad es un don, no una opción. La sexualidad forma parte de nuestro ser y no una opción que queda al arbitrio de nuestra voluntad o de la que quiera imponer la autoridad.

Pidamos al Espírito Santo que nos ayude a discernir para elegir a los mejores candidatos, que estén comprometidos siempre en hacer el bien y evitar el mal.

Crodegango






Dirección: Avenida Vitacura #7401, Comuna de Vitacura Teléfonos: (+56 2) 2242 2401   Mail: parroquia@loscastanos.cl