"Unidos en Cristo para Evangelizar"
23 de Marzo de 2022
Lectura orante de la palabra de Dios - Cuarto domingo de Cuaresma
 


“Padre Misericordioso” Lc 15, 1-3. 11-32

El cuarto domingo de Cuaresma nos invita a fijar la mirada en el Padre del Cielo, que, con infinita Misericordia, aguarda el regreso de sus hijas e hijos que se marcharon lejos de Él.
 
NOS DISPONEMOS
 
Abre Señor, nuestros oídos y corazones,
para escuchar tu Palabra que nos invita a reconocernos
unas veces hijas e hijos perdidos y otras padres y
madres que acogen con misericordia a los extraviados.
Amén.
 
LECTURA DEL EVANGELIO DE SAN LUCAS  15,1-3.11-32.
 
"Todos los publícanos y pecadores se acercaban a Jesús para escucharlo. Los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: «Este hombre recibe a los pecadores y come con ellos». Jesús les dijo entonces esta parábola: 
 
«Un hombre tenía dos hijos. EL menor de ellos dijo a su padre: “Padre, dame la parte de herencia que me corresponde”. Y el padre les repartió sus bienes. Pocos días después, el hijo menor recogió todo lo que tenía y se fue a un país lejano, donde malgastó sus bienes en una vida licenciosa. Ya había gastado todo, cuando sobrevino mucha miseria en aquel país, y comenzó a sufrir privaciones. Entonces se puso al servicio de uno de los habitantes de esa región, que lo envió a su campo para cuidar cerdos. Él hubiera deseado calmar su hambre con las bellotas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, y yo estoy aquí muriéndome de hambre!”. Ahora mismo iré a la casa de mi padre y le diré: “Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros”. Entonces partió y volvió a la casa de su padre.
 
Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente, corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó. El joven le dijo: “Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco ser llamado hijo tuyo”. Pero el padre dijo a sus servidores: “Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. Traigan el ternero engordado y mátenlo. Comamos y festejemos, porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y fue encontrado”. Y comenzó la fiesta.
 
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó que significaba eso.
Él le respondió: “Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo”. Él se enojó y no quiso entrar. Su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: “Hace tantos años que te sirvo sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. ¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!”. Pero el padre le dijo: “Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado”».
 
Palabra de Dios
 
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
 
Ante un entorno que cuestionaba el hecho que Jesús acogiera a los pecadores, Él narra una de las parábolas más bellas y emocionantes de los evangelios.
Un hijo que pide su herencia al padre; se marcha, malgasta el dinero y al verse empobrecido, arrepentido vuelve a buscar al padre que lo ama y espera.
 
MEDITEMOS
 
Reflexionemos con las siguientes preguntas:
• ¿Soy una hija o hijo agradecida(o), por los dones que Dios me ha dado?
• ¿He decidido hacer mi vida lejos de Dios Padre?
• ¿He sufrido al estar lejos de Dios?
• ¿He experimentado la alegría de vivir el perdón sacramental, para volver a Dios?  
 
OREMOS
 
• Compartimos en forma de oración una palabra o frase del evangelio que haya resonado en cada uno.
• Señor, que nunca olvide que soy tu hija, tu hijo; a quien tienes grabado en tu corazón y en la palma de tus manos.
• Si estoy lejos de Ti, regálame la humildad de la conversión para reconocer y asumir que lejos de Ti, y de la familia y de la comunidad estoy, cuan pobre y desvalida(o) me encuentro.
• Te pedimos especialmente por los y las Jóvenes que, que están alejados de sus familias, de la Iglesia y de los más nobles ideales.
• Bendice a quienes, con la Misericordia de Dios, nos abrazan y nos hacen sentir cerca de tu corazón Señor.
• Haz de nuestra Iglesia una Casa y una Madre, que espera y acoge a sus hijas e hijos.
• Oramos con el canto: Padre de misericordia: https://www.youtube.com/watch?v=rAiWJr_Ry-l
 
COMPROMISO
 
Después de sentirme acogida(o), por el Señor, caminaré por la vida atentamente, para descubrir quienes necesitan retornar a Dios, y me prepararé para ser un instrumento que los ayude a reconciliarse con nuestro Buen Padre.
 
Procuraré desde mi participación como agente pastoral, que en mi comunidad exista la capacidad de acoger a quienes vuelven a Dios.
 
Seré testigo de cómo el perdón, permite reconstruir la vida.
 
Demos gracias a Dios Padre con las palabras que Jesús nos enseñó: Padre nuestro. 
 
Podemos concluir nuestra lectura orante con la oración del papa Juan Pablo II a la Divina Misericordia:
 
Dios, Padre Misericordioso,
que has revelado Tu Amor en tu Hijo Jesucristo
y lo has derramado sobre nosotros en el Espíritu Santo:
Te encomendamos hoy el destino del mundo y de todo hombre.
Inclínate hacia nosotros, pecadores;
sana nuestra debilidad; derrota todo mal;
haz que todos los habitantes de la tierra experimenten Tu Misericordia,
para que en Ti, Dios Uno y Trino,
encuentren siempre la fuente de la esperanza.
Padre Eterno, por la Dolorosa Pasión y Resurrección de Tu Hijo,
Ten Misericordia de nosotros y del mundo entero.
Amén. 






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