"Unidos en Cristo para Evangelizar"
23 de Enero de 2024
La hipocresía como mal social
 


Como defecto, la hipocresía abarca un aspecto relevante de la persona y como vivimos en sociedad este defecto también acarrea consecuencias para la comunidad.

 

La Academia de la Lengua española define a la hipocresía como “fingimiento de cualidades o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se tienen o experimentan”.

Como defecto, la hipocresía abarca un aspecto relevante de la persona y como vivimos en sociedad este defecto también acarrea consecuencias para la comunidad.

Cuando se desenmascara la hipocresía queda al descubierto la verdad. Muchas veces esto resulta para el hipócrita desgarrador.

El hipócrita es quien no hace aquello que tanto predica. El dicho popular lo vincula con el Padre Gatica, que predica lo que no práctica.

Nuestro Señor Jesucristo denunció con elocuencia este defecto: "¡Hay de vosotros, escribas y fariseo hipócritas! " (Mt,  23, 13-14. 23-28).

Dentro de las causas más frecuentes de este defecto está el temor a “quedar mal”. Preferimos muchas veces no decir lo que pensamos y asentir lo que otros hacen y piensan, aunque sea un pecado objetivo.

Es un acto concreto de hipocresía no querer que se sepa que somos católicos, para evitar que se nos reproche lo que nuestra fue enseña y no hacernos problemas con lo que muchos hoy no están de acuerdo. Preferimos sumarnos a las posiciones erradas para quedar bien y no defender la verdad que nos reclama nuestra fe.

Es un acto de hipocresía criticar a los demás por estimarlos como falsos o tener ciertas actitudes, y no querer admitir que hacemos lo que criticamos a los otros.

Una manifestación de esta conducta que causa mucho daño social se da lamentablemente en la política, con aquellos que afirman cosas que más tarde, cuando ocupan cargos de poder, no ponen en práctica. En gran medida el desprestigio de la actividad política proviene de las conductas erráticas de nuestros representantes, que dicen con pompa y circunstancia lo que luego no hacen.

El remedio contra este mal está en buscar siempre la verdad.

La búsqueda de la verdad nos llevará a vivir la virtud de la humildad, que sabiamente fue definida por Santa Teresa de Jesús “como andar en verdad”.

Si luchamos por ser humildes no necesitaremos aparentar nada. Seremos y aceptaremos lo que Dios efectivamente ha previsto para nuestra vida.

Nuestro gran desafío es hacer de la humildad un estilo de vida, una forma de ser para relacionarnos permanentemente con Dios, y con nuestros prójimos.

Tenemos que estar atento a luchar contra la hipocresía, siendo conscientes que son manifestaciones de este defecto exigir a los demás hechos o acciones que nosotros no estamos dispuestos a hacer.

Pidamos a Santa María, espejo de humildad, que nos ayude a luchar siempre contra la hipocresía.

Autor: Crodegango






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