"Unidos en Cristo para Evangelizar"
20 de Marzo de 2024
La muerte redentora de Cristo
 


La entrega voluntaria de Cristo, para liberarnos del pecado, es el gesto de mayor amor del que tengamos conocimiento y al que debemos corresponder con su seguimiento pleno.

“1. Hermanos, les recuerdo la Buena Noticia que yo les he predicado, que ustedes han recibido y a la cual permanecen fieles. 2 Por ella son salvados, si la conservan tal como yo se la anuncié; de lo contrario, habrán creído en vano. 3 Les he trasmitido en primer lugar, lo que yo mismo recibí: Cristo murió por nuestros pecados, conforme a la Escritura. 4 Fue sepultado y resucitó al tercer día, de acuerdo con la Escritura.” (1 Co 1-4).

Tal vez no hemos reparado lo suficiente que cuando rezamos el Credo decimos “(…) que por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilatos; padeció y fue sepultado, y resucito al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo (…).

En una Encíclica sobre la Redención de Cristo, San Juan Pablo II explicaba la profundidad que tiene este hecho, señalando que, “es precisamente aquí, carísimos Hermanos, Hijos e Hijas, donde se impone una respuesta fundamental y esencial, es decir, la única orientación del espíritu, la única dirección del entendimiento, de la voluntad y del corazón es para nosotros ésta: hacia Cristo, Redentor del hombre; hacia Cristo, Redentor del mundo. A Él nosotros queremos mirar, porque sólo en Él, Hijo de Dios, hay salvación, renovando la afirmación de Pedro «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna». (Redempor hominis, nº 7).

La entrega voluntaria de Cristo, para liberarnos del pecado, es el gesto de mayor amor del que tengamos conocimiento y al que debemos corresponder con su seguimiento pleno.

A partir de la Redención se entiende que el cometido fundamental de la Iglesia es orientar la conciencia y la experiencia de toda la humanidad hacia el misterio de Cristo.

El Papa Francisco nos ha recordado varias veces que la Iglesia no es una “ONG”.  El compromiso social que tenemos los cristianos es a partir del amor a Dios, que envió a su hijo único para redimirnos del pecado. Nuestro compromiso en muchos planos no es la simple ejecución de actos buenos, sino de actos movidos por la caridad, que es el amor a Dios que nos ha redimido.

Pidamos a la Virgen María que interceda por nosotros para recibir la gracia que aumente nuestra caridad.

Crodegango






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