"Unidos en Cristo para Evangelizar"
13 de Marzo de 2020
¡No olvides pedir tu cajita de Cuaresma de fraternidad!
 


La alcancía es además un recordatorio de la espiritualidad penitente a la cual estamos invitados

La Campaña de Cuaresma de fraternidad  a la cual nos invita la Iglesia durante estos 40 días previos a la Semana Santa, no es tan sólo una campaña de solidaridad u “otra más”. Es una campaña cuyo sentido propio está precisamente en la espiritualidad que debe reinar en nuestros corazones durante este tiempo de preparación.

Una campaña solidaria con profundo sentido espiritual

Durante la Cuaresma, nuestra Iglesia nos invita a vivir el ayuno, la abstinencia y la oración. En términos muy concretos el ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia consiste en no comer carne, pero ¿se reduce sólo a eso la invitación? No. En efecto, lo más importante es el sentir espiritual personal que dotamos a esta práctica. Como nos ha enseñado el Santo Padre, de nada serviría ayunar si lo hago como un mero pretexto para bajar de peso o para aparentar frente a mis amigos. Lo importante es que mis actos externos o corporales (por ejemplo: el ayuno), tengan un propósito espiritual, un sentido profundo que me permita convertir el corazón más perfectamente a Nuestro Dios.

Entonces, ¿cómo podemos mejorar nuestra actitud cuaresmal? Supongamos que alguien de nosotros tiene una cierta adicción al cigarro. La propuesta concreta, personal, de aquella persona, sería “ayunar” de fumar. “Abstenerse” de fumar”. Ofrecerlo como un sacrificio de cuaresma, para mejorar mi vida y por tanto mi relación con Dios. Participar humildemente de la Pasión de Cristo, del dolor que sufrió Él por nosotros, de una pequeña manera. ¿Cómo? Reduciendo importantemente la cantidad de cigarros que fumo o derechamente no fumar durante estos 40 días.

Así como en el ejemplo era el cigarro, la invitación es a reflexionar sobre qué debemos “ayunar” personalmente. Quizás alguno de nosotros tiene particular gusto por una golosina, por ir al cine o por las redes sociales. Ojo: no son cosas necesariamente “malas” o “nocivas”, aunque ideal es partir por ahí. Quizás alguno quiere participar del sacrificio que hizo Dios por nosotros de otra manera, por ejemplo: motivándose a caminar o hacer más ejercicio durante el día y por tanto, dejará de ir a la oficina en automóvil. Lo importante es escudriñar en nuestro corazón y averiguar qué podemos ofrecer a Dios como sacrificio, dotar de sentido personal esa privación y acompañarla de mucha oración. Con este propósito en mente, seguro viviremos una gran Cuaresma.

Ahora, eso no termina ahí. La invitación es a que, producto de ese “ayuno”, de ese “dejar de fumar”, de ese “ir caminando”, se produce naturalmente un ahorro monetario. Entonces, la idea es que ese ahorro podamos donarlo a la Campaña de Cuaresma de fraternidad. La propuesta es que podamos enseñarle a nuestros hijos y seres queridos que la idea de tener la cajita de cuaresma en nuestras casas, durante este tiempo, es precisamente ir cada uno de nosotros depositando en ella el dinero ahorrado (o dejado de gastar) en aquellas cosas que hemos dejado o “ayunado” con un sentido espiritual. Buscando la propia santidad. Imitando a Cristo. Para participar pequeñamente de la Pasión que conmemoraremos durante la Semana Santa.

He aquí la importancia de que todos tengamos en nuestras casas, a la mano de toda la familia, la cajita (alcancía) de Cuaresma. Pues, como es natural, se vuelve un signo del tiempo litúrgico que vivimos y que está dotado de un profundo sentido espiritual, un profundo amor a Dios en nuestras prácticas de ayuno, abstinencia y oración.






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