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“¡Bendito sea el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!” (Lc. 19, 38). Esta alabanza, de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, es acompañada de cantos, ramos verdes y nuestros corazones abiertos.
Celebramos el Domingo de Ramos, inicio de Semana Santa, día en que Jesús es proclamado Rey por una multitud que agita ramas de olivo y palmas.
También es una jornada que anticipa su pasión, ya que durante la Misa se proclama el relato de la Pasión del Señor. Es un día de contrastes: comienza con alegría y termina con la sombra de la cruz.
De esa manera, el Domingo de Ramos nos invita a reflexionar si aclamamos a Jesús solo cuando todo va todo bien o también lo seguimos cuando el camino se vuelve difícil.
Participa en la bendición de ramos y en la Eucaristías:
Prepárate a vivir con profundidad una verdadera Semana Santa.