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Expectante por el gran día en que celebramos la resurrección de Jesucristo, nos reunimos en la Vigilia Pascual, la noche del Sábado Santo.
Luego de acompañar a Jesús en su Pasión y Muerte, nos reunimos para ser portadores de la luz de Cristo. Del silencio y la oscuridad nos llenamos de luz y júbilo, con cantos y alabanzas.
En la Vigilia Pascual, nuestro párroco, el padre Juan, nos recordó que estamos “invitados a proclamar con la vida, con el ejemplo, con el testimonio, con la sonrisa y los ojos abiertos, que el Señor ha resucitado, que resucitó en mí, me ha resucitado a mí, quiere lo mejor para mí y me da lo mejor”.
Esa renovación interior debe llevarnos a descubrir lo bueno que hay en los demás y compartirlo porque “no es exclusiva para un grupo, sino para todos. Él vino a dar vida y vida en abundancia”, afirmó en su homilía.
Al día siguiente en Domingo de Resurrección nos recordó que el anuncio de la Buena Noticia debe ser en comunidad. Nunca solos. En ese sentido, nos alentó a acoger el torrente de gracia que nos da la Virgen María, Madre de Jesucristo, en la advocación de Nuestra Señora de las Mercedes.
Así, entre signos de luz, esperanza y comunión, nuestra parroquia celebró la victoria de Cristo sobre la muerte, renovando la certeza de que Él vive y camina con su pueblo.
Revive esa hermosa jornada de la Vigilia Pascual hciendo clic AQUÍ.