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Carolina Miranda asumió en marzo la coordinación de la Pastoral de la Salud en nuestra parroquia. Para ella, más que un servicio es encuentro, consuelo y presencia viva del Señor para quienes no pueden asistir a Misa por enfermedad o edad avanzada.
Carolina conoció nuestra comunidad a través de la Misa dominical. Junto con sentirse acogida, le “pareció cercana” y con el tiempo, esa primera impresión se transformó en compromiso. Cuando invitaron a sumarse a la pastoral de la Salud, ella no lo dudó, hizo el curso de preparación y desde marzo de este año comenzó con esta importante apostolado que lleva esperanza a quienes desean recibir al Señor en la comunión.
Como coordinadora, su labor es acompañar a los 17 servidores que hacen las visitas a los domicilios de las personas, organizar los turnos, recibir nuevas solicitudes y cuidar, especialmente, el espíritu con que se realiza este servicio.
Pero más allá de la organización “los servidores asumimos un gran compromiso, ya que los enfermos esperan la visita de Nuestro Señor cada semana. Es cuando se encuentran íntimamente con Él”, explica Carolina.
La coordinadora explica que en una sociedad donde muchos adultos mayores viven en soledad, este gesto semanal se vuelve un pequeño milagro de cercanía y ternura para ellos. Pero la necesidad es grande porque también son visitadas las personas enfermas, postradas o con movilidad reducida que no pueden participar en la Eucaristía.
"Servir al Señor siempre es un regalo, llevarlo una gran responsabilidad y entregar el Cuerpo de Cristo es un acto de caridad y servicio. La pastoral de la Salud es parte de esa Iglesia que sale y llega donde donde quiere ser recibida logrando que el enfermo logre esa íntima unión con Jesús", reflexiona Carolina.
Agradecemos a todos los servidores de la Pastoral de la Salud, que con cariño y compromiso llevan a Jesús Eucaristía y convierten ese encuentro con el hermano en escucha, compañía, hacen presente a la Iglesia en sus hogares