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“El amor de Dios es tan grande, que Jesús ni siquiera se reserva a su propia madre, entregándonos a María como madre en la hora de la cruz”, expresó el Papa León XIV en la Misa del martes 15 de julio en la capilla de la estación de Carabinieri de Castel Gandolfo.
Así, el Pontífice nos recuerda que a ejemplo de María "todos somos verdaderamente hermanos y hermanas de Jesús cuando hacemos la voluntad de Dios, es decir, cuando vivimos amándonos unos a otros, como Dios nos ha amado".
En ese sentido, "toda relación que Dios experimenta, en sí mismo y por nosotros, se convierte así en un don: cuando su Hijo único se convierte en nuestro hermano, su Padre se convierte en nuestro Padre, y el Espíritu Santo, que une al Padre y al Hijo, viene a morar en nuestros corazones".
Por ello la Virgen María fue "bienaventurada porque escuchó la palabra de Dios y la puso en práctica. El sentido de la vida de María se preserva en su fidelidad a la Palabra recibida de Dios: la Palabra de vida que ella acogió, llevó en su seno y dio al mundo", precisó el Papa.
Esta reflexión suscitada a partir del Evangelio de Mateo 11, 20-24, ayuda a comprender “que María se convierte en la madre de Jesús porque escucha la palabra de Dios con amor, la acoge en su corazón y la vive fielmente”, sostuvo el Santo Padre.
En Castel Gandolfo, el Papa León XIV pasa sus días de descanso estival y nos acompaña con oración y su palabra.
Fuente: Vatican.va