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Cada jueves, un grupo de feligresas se reúnen en el taller de rosarios Santo Domingo de Guzmán. Allí, en medio de la conversación fraterna, confeccionan con devoción un objeto que trasciende fronteras: el Santo Rosario.
Este taller nació en marzo de 2005, cuando un grupo de mujeres quiso colaborar con el capellán militar que acompañaba la Misa de las 9:00 horas. En aquella ocasión prepararon 600 rosarios para los soldados en maniobras, sin imaginar que ese gesto solidario se transformaría en una misión que lleva casi veinte años.
“Nos gustó tanto que seguimos haciéndolos para las cajas de Navidad. También, el padre Roberto Espejo, que fue misionero, siempre nos pedía rosarios para regalar”, explicó la encargada del grupo Patricia Saldes.
Gracias a eso, los rosarios han llegado a lugares tan lejanos como Rusia, Angola, Haití, Cuba, España e Italia. “Es una maravilla saber que estamos misionando con el rosario”, cuenta Patricia.
Cada una de las integrantes confía en la fuerza espiritual de este instrumento. “Como decía el padre Pío, el rosario es un arma poderosa. Una de nuestras compañeras regaló uno a una amiga, y desde entonces no deja de rezarlo. Es hermoso ver cómo un gesto tan sencillo puede transformar vidas”, aseguró Patricia.
Si la persona no conoce esta bella oración, las talleristas recomiendan empezar “con una decena y poco a poco sumar más. Se convierte en una necesidad del alma. Rezar el rosario es un encuentro íntimo con la Santísima Virgen, un camino seguro hacia Jesús”, comentó Patricia.
El taller está abierto a quien quiera sumarse. No se necesita experiencia, si no, muchas ganas de trabajar para la Virgen. El material se proporciona en el mismo lugar.
Súmate al Taller de rosarios Santo Domingo de Guzmán, todos los jueves de 16:00 a 18:00 horas en la Sala 12.