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Amigos y hermanos,
¡La gracia y la Paz del Señor esté con todos ustedes!
El Tercer Domingo de Adviento leíamos el deseo que San Pablo manifestaba a los cristianos de Filipos, cuando les decía: "Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense".
Esa alegría, la alegría del Señor, aumenta en estos días en que celebramos el nacimiento de Jesús. Tanto San José como la Virgen María rebosan de alegría, frente a ese maravilloso regalo que Dios les concede: ser los papás del Hijo de Dios, del Mesías, del Salvador. Jesús mismo cómo se habrá alegrado de nacer en medio de los hombres teniendo una misión bien concreta que realizar: salvarnos.
También, nosotros nos alegramos y damos a conocer nuestra alegría. Por eso hay cantos especiales como los villancicos. Hay comidas especiales. Hay regalos especiales. Nuestros hogares, nuestra Iglesia, nuestro mundo se engalana con adornos especiales. Le deseamos a todos felicidad y paz.
Nuestro regalo para todos ustedes es precisamente eso: que tengan mucha alegría, que tengan mucha paz y que el amor de Dios se manifieste en todos y cada uno de ustedes.
Les deseo una muy Feliz Navidad y que la fe, la esperanza y el amor estén presentes en sus vidas los próximos 365 días del año 2025.
En la caridad de Cristo Misionero, los saluda:
Roberto Espejo Fuenzalida, Pbro.
Párroco.