Muy queridas hermanas y hermanos en el Señor:

Este domingo celebraremos la Fiesta de Corpus Christi. El origen de esta fiesta hay que colocarlo en el movimiento teológico y popular de afirmación de la fe en la presencia real de Cristo en la Eucaristía, que se extiende a partir del siglo X en Occidente.

Celebrada por primera vez en la ciudad de Lieja (Bélgica) en el año 1247, el Papa Urbano IV instituyó la fiesta para toda la Iglesia con la bula Transiturus, el 8 de septiembre de 1264, fijándola para el jueves después de la Fiesta de Pentecostés. En algunos países se celebra el domingo después de Pentecostés, como es el caso de Chile.

Luego, el Papa Urbano IV encargó un oficio - la liturgia de las horas- a San Buenaventura y a Santo Tomás de Aquino. Cuando el Papa fue leyendo en voz alta el oficio hecho por Santo Tomás, San Buenaventura fue rompiendo el suyo a pedazos.

La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), poco después de la publicación del decreto, obstaculizó que se difundiera la fiesta. Pero el Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y, en el Concilio General de Viena (1311), ordenó la adopción de esta fiesta. En 1317 se extendió la fiesta a toda la Iglesia por el Papa Juan XXII.

En el siglo XIV se afianzó aún más la fiesta con la procesión del Santísimo Sacramento, instituida por los Papas Martín V y Eugenio IV.

Finalmente, el Corpus Christi ha sido una de las fiestas que más influjo han tenido en la religiosidad popular y que mejor han expresado el sentido católico de la fe en el Santísimo Sacramento del Altar.

En la perspectiva de la Institución de la Eucaristía en el contexto del Jueves Santo, esta fiesta del Cuerpo y de la Sangre del Señor celebra el Misterio de la Presencia, del Sacrificio, de la Comunión y del Sacerdocio de Cristo.

Este sábado y domingo de Corpus, nuestros servidores —Ministros Extraordinarios de la Comunión, para el Altar y para los Enfermos— renovarán su servicio pastoral por un nuevo período anual en las Misas, delante de la comunidad y del párroco.

Les deseo a todos un espíritu de crecimiento en la fe en el Santísimo Sacramento del Altar.

Los bendice su párroco,

P. Juan Debesa Castro.