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Estimadas hermanas y hermanos en el Señor:
Nos encaminamos a celebrar otra Navidad. Desde el día 17 de diciembre al 24 son ocho días en que los textos bíblicos estarán centrados en la preparación de la Navidad.
La venida histórica de Dios entre nosotros, en Jesucristo que nacerá, es la respuesta definitiva a una larga esperanza.
La Santísima Virgen María será el personaje central de estos días. El día 19 de diciembre escucharemos proclamar el anuncio de la concepción de Juan Bautista y de Jesús: natividad de uno y de otro.
Juan es el pionero que abre caminos al Señor. La grandeza y la gloria de Juan Bautista están en ser el pedestal, pero no el monumento. Juan es el amanecer del mediodía de Jesús.
Los dos mensajes del arcángel Gabriel a Zacarías y a María sugieren varios detalles: el silencio de Zacarías, que era signo de humillación social y de pobreza; Nazaret.
Una madre anciana y estéril y una madre virgen: caso único. Juan será grande como Elías. Jesús será Hijo del Altísimo, Rey eterno, Hijo de Dios. Zacarías, arquetipo de la poca fe. María, la de la fe absoluta.
La Palabra y la Gracia de Dios se reciben en un cántico de alegría. También la Anunciación y la Concepción de Juan el Bautista terminan con un esbozo de Magníficat en el corazón y en los labios de Isabel, cuando María la visita.
Esperanza, Vigilancia, Fidelidad, Sacrificio, Salvación, Alegría y Confianza, que llevan al Compromiso, es lo que el Adviento ha querido sembrar en nuestros corazones durante estos días.
Una espera activa y eficaz, no de brazos cruzados. Se trata de poner en juego los modestos recursos que tengamos para preparar la Venida del Señor. Preparar los caminos del Señor significa una urgencia constante de compromiso temporal, de dedicación eficaz en la construcción del mundo. Un compromiso más intenso y una integración mayor en el trabajo humano. Preparémonos y maduremos para la Venida del Señor. Esa es la tarea. Prepararse para la venida del Señor con el testimonio de vida. Exhortar a la Vigilancia para captar los signos de la venida del Señor. Exhortar a la Esperanza a causa de la promesa. Exhortar a la Alegría por la Presencia del Señor. Exhortar, finalmente, a la sencillez de espíritu para mantenerse disponibles a las intervenciones de Dios en nuestra vida.
¡Ven, Señor Jesús!
A todos les deseo una Feliz Navidad.
Los bendice su párroco,
P. Juan Debesa Castro