"Unidos en Cristo para Evangelizar"
10 de Mayo de 2023
Nadie ama lo que no conoce: la formación religiosa de los jóvenes
 


Durante este mes estamos celebrando el mes de las vocaciones sacerdotales. Es un hecho evidente que ellas se encuentran a la baja. El seminario pontificio de Santiago recibió este año sólo a dos candidatos.

Es posible que muchos jóvenes no hayan tenido nunca la posibilidad de examinar si tienen vocación sacerdotal, la que incluso les puede parecer como algo muy lejano o extraño para su proyecto vital. Como nadie ama lo que no conoce, seguramente son muchos los que, por desconocer a Cristo, ignoran la grandeza de la vocación sacerdotal


La falta de formación religiosa en el sistema educativo chileno podría estar haciendo lo suyo en este asunto. Aclaremos que no se trata de imponer la enseñanza de la religión, sino de facilitar que efectivamente nuestros jóvenes tengan la posibilidad de conocer un aspecto intrínseco del hombre, como es su espiritualidad.


Para el año académico 2022 existían 11.285 establecimientos educativos. Su matrícula ascendía a 3,6 millones de estudiantes, de los cuales 3,49 millones corresponden a niños. Del total de establecimientos del país, 42,6% declara tener alguna orientación religiosa. De estos, 51,7% son particulares subvencionados, 42,7% son públicos y 5,3% particulares pagados.


La regulación vigente determina que, "en los establecimientos educacionales de propiedad o administración del Estado, se promoverá la formación 'laica'". 


De manera específica, la actual regulación de la enseñanza de la religión, para los diferentes cursos de educación prebásica, general básica y de educación media, se contiene en el Decreto 924 de 1984 del Ministerio de Educación. En ella se establece que se debe hacer una oferta, en cada curso, de 2 clases semanales de religión. El artículo 3 de esa normativa señala: “las clases de religión deberán ofrecerse en todos los establecimientos educacionales del país, con carácter de optativas para el alumno y la familia. Los padres o apoderados deberán manifestar por escrito, en el momento de matricular a sus hijos o pupilos, si desean o no la enseñanza de Religión, señalando si optan por un credo determinado o si no desean que su hijo o pupilo curse clases de Religión”. Conforme a esta regulación, “se podrá impartir la enseñanza de cualquier credo religioso, siempre que no atente contra un sano humanismo, la moral, las buenas costumbres y el orden público”. “Los establecimientos educacionales del Estado, los municipalizados y los particulares no confesionales deberán ofrecer a sus alumnos las diversas opciones de los distintos credos religiosos, siempre que cuenten con el personal idóneo para ello y con programas de estudio aprobados por el Ministerio de Educación Pública” (art. 4º). 

 
Luego, para los proyectos educativos con idearios religiosos, la ley señala que, “los establecimientos particulares confesionales, ofrecerán a sus alumnos la enseñanza de la religión a cuyo credo pertenecen y por cuya razón han sido elegidos por los padres de familia al matricular a sus hijos. Estos establecimientos comunicarán oficialmente a la Secretaría Regional Ministerial de Educación que corresponda la religión que profesan”. “Dichos establecimientos educacionales, sin embargo, deberán respetar la voluntad de los padres de familia que por tener otra fe religiosa, aunque hayan elegido libremente el colegio confesional, manifiesten por escrito que no desean la enseñanza de la religión oficial del establecimiento para sus hijos. Sin embargo, estos no podrán exigir, en este caso, la enseñanza de otro credo religioso” (art. 5). 


Como se puede advertir, en los planes educativos que rigen para la mayoría de los educandos chilenos -que son educados por el Estado- la enseñanza de la religión se debe ofrecer por el establecimiento, pero es optativa para el alumno y su familia y ella debe ser dada en las horas de libre disposición (horas no obligatorias). En los planes de estudios vigentes lo anterior viene explicado por el Ministerio de Educación con la siguiente nota puesta a la asignatura de religión: “Los establecimientos deben impartir el subsector Religión, pero para los estudiantes es optativo cursarlo” (https://www.curriculumnacional.cl/portal/Educacion-General/Religion/).


Sería absurdo pensar que se puede imponer la enseñanza de la religión, pero facilitar su conocimiento en el proceso educativo les podría ayudar a muchos jóvenes a cultivar su vida espiritual.


El hecho que el Estado Docente chileno sea laico no significa necesariamente que no sean prisioneros de ideologías que muchas veces busca inocular a los jóvenes bajo la pretendida neutralidad ideológica. Basta examinar lo que está ocurriendo actualmente con la penetración de la ideología de género para darse cuenta de que la educación laica no facilita la enseñanza de la religión (no solo la católica), sino que, por el contrario, se empeña en trasmitir doctrinas que no son precisamente comparables a las bienaventuranzas cristianas. 


Son índices de lo anterior que muchos jóvenes hoy defiendan el aborto libre; que busquen legalizar el consumo de drogas para efectos “recreacionales”; que no estén disponibles a contraer matrimonio; que defiendan como opción la indefinición sexual y la práctica de aberraciones que revelan visiones antropológicas que les causan daño.

A lo anterior agreguemos la violencia que los estudiantes de overol blanco ejercitan sistemáticamente en algunos establecimientos educacionales y en la vía pública y que la autoridad no ha podido eliminar.


Lo antes descrito obliga a recordar una frase que se atribuye a Chesterton, “cuando las personas eligen no creer en Dios, no es que después de eso no crean en nada: son capaces de creer en cualquier cosa”


Nuestra obligación es rezar al dueño de la mies para que envíe operarios. Sólo de esta forma podremos revertir la sequía vocacional que nos afecta.  


Crodegango

 






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