"Unidos en Cristo para Evangelizar"
05 de Julio de 2024
Aguda caída de la tasa de natalidad
 


Sigue siendo una constante el descenso en el número de nacimientos. Chile tiene cada vez menos niños.

 
Sigue siendo una constante el descenso en el número de nacimientos. Chile tiene cada vez menos niños. El año 2023 se registra como el año con menos nacimientos en nuestra historia: 171.992. En lo que va corrido del 2024 la cifra no parece ir precisamente al alza (más datos en www. INE.cl).
 
Lo anterior anticipa una serie de consecuencias que se producen por el aumento de la tasa de envejecimiento de la población. Si no nacen niños no puede mantener el tamaño de la población existente. Para que lo anterior no se produzca habría que tener una tasa de nacimientos de 2,1, y la tasa chilena es mucho más baja que ese índice (1,2).
 
Las razones para entender este fenómeno son varias. Veamos algunas.
 
Estamos cosechando el resultado de políticas públicas de larga data. Desde 1967 el Estado chileno tiene implementado un “Programa de Planificación Familiar y Paternidad Responsable”. Con mayor o menos énfasis, ha sido parte de la estrategia de desarrollo económico fomentar métodos de anticoncepción masivos, de esterilización y también de aborto (desde la entrada en vigor de la ley el 2018 a marzo de 2024 se han practicado 5.063).
 
En el plano educacional parte considerable de nuestra juventud refleja que ha sido educada en una mentalidad antinatalistas. Los planes de estudio les enseñan que son titulares de “derechos reproductivos y sexuales” con empeño para que “descubran su sexualidad”, lo que incluye que conciban el aborto como un derecho. Según la última encuesta realizada por del (Instituto Nacional de la Juventud (INJUV) se registran los niveles históricos más altos para que se apruebe legalmente el “aborto libre” antes de la semana catorce de gestación (56 %). Muchos de nuestros jóvenes estiman que tener hijos es una amenaza a sus “proyectos personales” (individuales), los que en muchos casos se encaminan a adquirir bienes de consumo o realizar viajes para gozar de sofisticadas experiencias hedonistas.
 
Es tan contradictoria esta cultura antinatalista que el propio Estado ha sido demandado por ello. En efecto, se tramita actualmente una demanda presentada por un grupo de mujeres que reclaman haber sufrido un daño por haberse quedado embarazadas por una falla en los anticonceptivos entregados por la autoridad. Para estas demandantes, el Estado debe asumir su responsabilidad por las afectaciones económicas, emocionales y en proyectos de vida producto de los embarazos no deseados y no planificados.
 
Como suele ocurrir con la doctrina social de la Iglesia Católica, ya había anticipado los que estamos padeciendo. En la encíclica Humanae Vitae, publicada por el papa Pablo VI, el 25 de julio de 1968, se advertía sobre las “graves consecuencias de los métodos de regulación artificial de la natalidad”, señalando que: “El camino fácil y amplio que se abriría a la infidelidad conyugal y a la degradación general de la moralidad. No se necesita mucha experiencia para conocer la debilidad humana y para comprender que los hombres, especialmente los jóvenes, tan vulnerables en este punto tienen necesidad de aliento para ser fieles a la ley moral y no se les debe ofrecer cualquier medio fácil para burlar su observancia. Podría también temerse que el hombre, habituándose al uso de las prácticas anticonceptivas, acabase por perder el respeto a la mujer y, sin preocuparse más de su equilibrio físico y psicológico, llegase a considerarla como simple instrumento de goce egoísta y no como a compañera, respetada y amada”. “Reflexiónese también sobre el arma peligrosa que de este modo se llegaría a poner en las manos de autoridades despreocupadas de las exigencias morales. ¿Quién podría reprochar a un gobierno el aplicar a la solución de los problemas de la colectividad lo que hubiera sido reconocido lícito a los cónyuges para la solución de un problema familiar? ¿Quién impediría a los gobernantes favorecer y hasta imponer a sus pueblos, si lo consideraran necesario, el método anticonceptivo que ellos juzgaren más eficaz? (…)”.
 
La respuesta de los católicos en estos asuntos debe considerar que la Iglesia cumple su deber al enseñar los auténticos valores humanos, que como tales son cristianos.
Pidamos a la Sagrada Familia que nos ayude a valorar, entender y fomentar la misión de los matrimonios cristianos, con particular atención en las vocaciones sacerdotales.
 
Crodegango






Dirección: Avenida Vitacura #7401, Comuna de Vitacura Teléfonos: (+56 2) 2242 2401   Mail: parroquia@loscastanos.cl