"Unidos en Cristo para Evangelizar"
18 de Marzo de 2021
Y tú ¿por quién pedirás el don de la indulgencia?
 


Este viernes 19 de marzo celebramos la solemnidad de San José, y puedes aprovechar de ganar indulgencias para ti o un difunto

Esta fiesta reviste un significado especial. El año pasado, con la Carta apostólica Patris corde (“Con corazón de padre”), el Papa Francisco ha decretado un año dedicado San José, el que culmina el próximo 8 de diciembre de 2021.

Con motivo de este año el Papa dispuso que la Penitenciaría Apostólica, decretara la posibilidad de conseguir indulgencias especiales.

El don de la indulgencia nos obliga a recordar que existe “un más allá”, que se nos hará presente cuando concluyamos nuestro paso por la tierra y seamos examinados en caridad. Allí comprobaremos que existe el cielo, el infierno y el purgatorio. Mientras estamos de paso pertenecemos a la Iglesia Peregrina, pero al morir pasaremos a integrar a la Iglesia Triunfante (en el cielo) o la Iglesia Purgante (en el purgatorio). En este último caso podemos ayudar a los nuestros con el don de las indulgencias.

Como lo explica el Catecismo:

“La indulgencia es la remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos” (Pablo VI, Const. ap. Indulgentiarum doctrina, normas 1).

“La indulgencia es parcial o plenaria según libere de la pena temporal debida por los pecados en parte o totalmente” (Indulgentiarum doctrina, normas 2). “Todo fiel puede lucrar para sí mismo o aplicar por los difuntos, a manera de sufragio, las indulgencias tanto parciales como plenarias” (CIC can 994).

Como está dispuesto la Indulgencia Plenaria se concede en las condiciones habituales: confesión sacramental, comunión eucarística y oración según las intenciones del Papa.

Ahora, el Decreto respectivo admite varias posibilidades para lograr este don, al señalar:

“a. San José, auténtico hombre de fe, nos invita a redescubrir nuestra relación filial con el Padre, a renovar la fidelidad a la oración, a escuchar y a corresponder con profundo discernimiento a la voluntad de Dios. La Indulgencia Plenaria se concede a aquellos que mediten durante al menos 30 minutos en la oración del Padre Nuestro, o que participen en un Retiro Espiritual de al menos un día que incluya una meditación sobre San José;

b. El Evangelio atribuye a San José el título de "hombre justo" (cf. Mt 1,19): él, guardián del "íntimo secreto que se halla en el fondo del corazón y del alma"[1], depositario del misterio de Dios y, por tanto, patrón ideal de la vida interior, nos impulsa a redescubrir el valor del silencio, de la prudencia y de la lealtad en el cumplimiento de nuestros deberes. La virtud de la justicia practicada de manera ejemplar por José es la plena adhesión a la ley divina, que es la ley de la misericordia, "porque es precisamente la misericordia de Dios la que lleva a cabo la verdadera justicia"[2]. Por lo tanto, aquellos que, siguiendo el ejemplo de San José, realizan una obra de misericordia corporal o espiritual, también podrán alcanzar el don de la Indulgencia Plenaria.

c. El aspecto principal de la vocación de José era ser guardián de la Sagrada Familia de Nazaret, esposo de la Santísima Virgen María y padre legal de Jesús. Para que todas las familias cristianas sean estimuladas a recrear el mismo clima de íntima comunión, amor y oración que se vivió en la Sagrada Familia, se concede la Indulgencia Plenaria para el rezo del Santo Rosario en las familias y entre los novios.

d. El 1 de mayo de 1955, el Siervo de Dios Pío XII instituyó la fiesta de San José Artesano, "con la intención de que la dignidad del trabajo sea reconocida por todos y que inspire la vida social y las leyes, basadas en el reparto equitativo de derechos y deberes"[3]. La Indulgencia Plenaria puede, por tanto, concederse a todo aquel que confíe diariamente su trabajo a la protección de San José y a todo creyente que invoque con sus oraciones la intercesión del Artesano de Nazaret, para que los que buscan trabajo lo encuentren y el trabajo de todos sea más digno.

e. La huida de la Sagrada Familia a Egipto "nos muestra que Dios está allí donde el hombre está en peligro, donde el hombre sufre, donde huye, donde experimenta rechazo y abandono"[4]. La indulgencia plenaria se concede a los fieles que recitarán las letanías a San José (para la tradición latina), o el Akathistos a San José, en su totalidad o al menos en parte (para la tradición bizantina), o alguna otra oración a San José, propia de las demás tradiciones litúrgicas, en favor de la Iglesia perseguida ad intra y ad extra y para el alivio de todos los cristianos que sufren cualquier forma de persecución”.

En el Mismo decreto se indica que:

“Para reafirmar la universalidad del patrocinio de la Iglesia por parte de San José, además de las ocasiones mencionadas, la Penitenciaría Apostólica concede una Indulgencia Plenaria a los fieles que reciten cualquier oración o acto de piedad legítimamente aprobado en honor de San José, por ejemplo "A ti", o Beato José", especialmente el 19 de marzo y el 1 de mayo, fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, el domingo de San José (según la tradición bizantina), el 19 de cada mes y cada miércoles, día dedicado a la memoria del Santo según la tradición latina.

En el actual contexto de emergencia sanitaria, el don de la Indulgencia Plenaria se extiende particularmente a los ancianos, los enfermos, los moribundos y todos aquellos que por razones legítimas no pueden salir de su casa, que están desprendidos de cualquier pecado y con la intención de cumplirlo, tan pronto como sea posible, las tres condiciones habituales, en su propia casa o dondequiera que el impedimento les retenga, recitarán un acto de piedad en honor de San José, consuelo de los enfermos y patrono de la buena muerte, ofreciendo con confianza a Dios los dolores y las dificultades de su vida”.

Pidamos a San José para que interceda por nosotros y se ablande nuestro duro corazón, aprovechando la posibilidad de ayudar con el don de la indulgencia a los que ya partieron, para que de la Iglesia Purgante puedan pasar a la Iglesia Triunfante.

Crodegango






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